"Los legionarios romanos, al momento de su retiro de las fuerzas, tienen por costumbre recibir una recompensa por el servicio militar cumplido, una prima otorgada por el mismísimo Julio César. Generalmente se trata de unos lotes de tierra, donde el afortunado ex soldado puede comenzar una nueva y próspera vida. En esta oportunidad, el César desea darle una lección a un legionario llamado Vermus -un borrachín incorregible-, gastándole una broma que consiste en otorgarle una aldea a orillas del mar, en Armórica… ¡La aldea de los irreductibles galos!"