"Uno lee Quetzalli y pareciera que Dolores Alcatena dedicó su vida a investigar las culturas mexicas para así mostrarnos cómo se vivían los mercados de Ternochtitlan, cómo se dormía en las noches de la magnífica urbe o cómo se vivía y sentía un domingo de ritual a Huitzilopohi. Está todo ahí, podés sentir el calor pesadísimo y la pregnancia de esa cosa claustrofóbica que tienen las grandes ciudades donde todo lo que hace el vecino se ve y se escucha. También en las ciudades podés esconderte en las sombras, Quetzalli no deja de ser un relato de vampiros."